Por qué deben aprender a nadar los niños es una pregunta fácil de responder. Nadar puede evitarles más de un susto e incluso salvarles la vida. Si bien es cierto que nunca se debe perder de vista a los niños, es muy importante que aprendan a salir a flote por sí mismos. Además, disfrutarán mucho más de sus baños en el momento en el que no dependan de ninguna ayuda para flotar.
La edad mínima para que puedan aprender a nadar los niños son los tres años. Intentarlo antes es precipitarse, ya que no tienen la capacidad de realizar los movimientos propios de la natación ni adquirir autonomía para flotar por sí mismos.
Al igual que adelantar el aprendizaje es un problema, retrasarlo demasiado también lo será. Si se dejan pasar muchos años, los niños se acostumbran a utilizar medios para flotar y es más difícil que aprendan. Además, pueden sentirse mal ante los demás niños que ya saben hacerlo. Aunque cada uno tiene su ritmo, es mejor que aprendan lo antes posible.
Algunos se preguntan si deben enseñar a nadar a los niños cuando son bebés. Lo cierto es que no. A esa edad no están preparados para realizar los movimientos y alcanzar esa independencia. Sin embargo, sí es verdad que se deben familiarizar con el agua cuanto antes.
Tras conocer cuál la edad a la que deben aprender a nadar los niños debes tener claro cómo enseñarles. Hay diferentes maneras de hacerlo dependiendo de cómo sea el niño, las veces que está en contacto con el agua o la experiencia del instructor. Sea como sea, estas son algunas recomendaciones válidas en todos los casos.
Que el niño no le tenga miedo al agua es vital para que aprenda a nadar. No hay que ser descuidados, pero es importante que se sientan a gusto. La mejor manera de conseguirlo es ponerlos en una zona que nos les cubra totalmente y realizar varios ejercicios a modo de juego.
Por poner un ejemplo de lo anterior, puedes sostenerlos en brazos y soltarles, previo aviso, para que sumerjan la cabeza y comiencen a controlar la respiración. Es importante que tengan gafas de agua protectoras, así evitarán el escozor de los productos químicos cuando abran los ojos.
El siguiente paso es enseñarle los movimientos propios de la natación, como mover los brazos y las piernas. Para ello, sujétale de las manos y deja que chapotee con fuerza, indicándole que estire las piernas.
Cuando domine el movimiento de las piernas, sostenlo por la cintura, en posición horizontal y enséñale a mover los brazos. Tal vez sea mejor comenzar por explicarle que realice movimientos de apartar el agua con las manos hacia los laterales.
Poco a poco hay que dejarle que pruebe sus avances. Con los consejos que te hemos dado, llegará el momento en el que te sorprenda y se desplace unos metros él solo. Pero no está todo hecho. Este es un momento peligroso porque ya se creerá todo un experto y querrá que lo sueltes.
Es mejor que el niño vaya practicando y divirtiéndose en zonas poco profundas y siempre bajo supervisión. De este modo sentirá la seguridad de hacer pie y no se asustará si algo no sale bien en un momento dado.
Que un niño aprenda a defenderse bien en el agua puede llevar de uno o dos años, especialmente si tan solo practica los meses de verano. A medida que adquiera destreza, hay que dejarle que asuma nuevos retos. Si ya está preparado, puede ir soltándose en aguas más profundas, siempre controlado muy de cerca por un adulto.
Para que vaya ganando confianza, es bueno que se le suministren elementos de apoyo, como una tabla o una barra de flotación. Los flotadores o los manguitos no se deben utilizar, ya que, a nivel de desarrollo, no aportan nada y sí pueden provocar un retroceso en lo ya aprendido.
Ahora que sabe flotar y desplazarse con una cierta soltura, es muy importante que perfeccione la forma de nadar. Que aprenda a hacerlo de espalda, moviendo los brazos de una u otra manera, solo con los pies, solo con las manos. Así, poco a poco se convertirá en todo un experto nadador, que disfrute al máximo de sus baños.
El mejor sitio para enseñar a los niños a nadar es la piscina. No hay olas, hay distintas profundidades, no hay corrientes y, además, suelen tener socorrista. Elegir un destino para tus vacaciones con piscina es una muy buena opción para enseñar a tu hijo.
En las piscinas de Camping Villasol puedes practicar todo el tiempo que lo desees con tus hijos. No importa si vienes en pleno verano o en temporada baja, ya que tenemos piscina cubierta. Ven ya y aprovéchate de la oportunidad de disfrutar del descanso, de la playa y de enseñar a tus hijos a nadar.
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